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Aprendiendo a reciclar: Guía práctica para principiantes

Si aún no te has anotado en la onda del reciclaje ha llegado tu momento. No tienes que esperar que pongan una nota en el ascensor de tu edificio o te envíen una carta de la asociación donde vives. Reciclar debe ser una labor de todos los que habitamos en el planeta. Simplemente multiplica la basura que se genera en tu casa, por todos los otros hogares que existen en el mundo. Parece mucho ¿Cierto? ¡Pues lo es! Cada hora se producen 228 toneladas de basura en el Planeta Tierra y Estados Unidos se encuentra entre los tres primeros países que más residuos generan.

Así que prepárate, aquí te daremos algunos datos para que comiences desde ya a poner tu granito de arena.

Por si no lo sabías, en las basuras de los hogares (y en las empresas) el 60% es material orgánico; el 10% es no reciclable y el 30% es material reciclable. Lo primero será tener 4 papeleras bien identificadas de manera tal que tus familiares y visitantes no se equivoquen a la hora de echar los desperdicios en cada una de ellas.

En la primera papelera vas a botar los residuos orgánicos: todo aquello que pueda descomponerse, desde los restos de café hasta las conchas de naranjas o las cáscaras de huevos.

En la segunda vas a colocar los papeles y cartones, cuenta aquí todo lo seco que no esté mezclado con otro material, las servilletas sucias, por ejemplo, van en el primer contenedor.

La tercera papelera está designada a las cosas de plástico, preferiblemente enjuágalas antes de colocarlas y también las latas y objetos de aluminio.

Y finalmente tendrás una para colocar todo lo de vidrio.

Si tener tantas papeleras te resulta demasiado, simplemente separa los desechos orgánicos y los reciclables, todo dependerá de tu tiempo y de las reglas de tu urbanización.

Otro aporte importante que incluimos dentro del hogar puede ser comprar productos que ya han sido elaborados con materiales reciclados. De esta manera, reducimos el ciclo de los desechos. Así mismo en lugar de botar la ropa que ya no usas llévala a sitios como Goodwill, the Salvation Army o la iglesia de tu preferencia donde otra gente podrá usarlos de nuevo.

 

¡No tengas miedo! En poco tiempo te resultará normal y te sentirás feliz de hacer algo positivo para todos.