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Ejercitarte mientras trabajas es más fácil de lo que piensas, no importa a qué te dediques.

Estás demasiado cansad@ para ir al gimnasio después del trabajo. Levantarte más temprano te resulta una odisea. Quieres mejorar tu estado físico, pero no sabes cómo. ¿Qué tal si te ejercitas mientras trabajas? ¡No bromeamos, no es imposible y no tenemos intenciones de ponerte en aprietos!

Todo depende de lo que hagas, pero si eres de quien que pasa horas sentad@ en una oficina tenemos unos tips para ti: contrae tus abdominales y los músculos de los glúteos, mantenlos así por unos segundos, luego relájate. Haz esto durante el día mientras estás en tu silla. Créelo o no tendrás cambios muy pronto.

Los trabajos de oficina te dan más posibilidades de las que crees para ejercitarte. Lo interesarte es que a pesar de tus limitaciones de movilización, puedes darle a tu cuerpo cosas que hacer.

Digamos que tu trabajo implica estar de pie buena parte del tiempo ¡Aprovecha esa ventaja para desplazarte tanto como puedas! Con esos pasos extra, verás los resultados también en poco tiempo.

Otra de las técnicas básicas para no perder la forma a pesar de la rutina, es distribuir tu hora de almuerzo, de manera tal que puedas usar cierto tiempo para caminar. Come con calma, eso seguro, pero en lugar de sentarte 20 minutos a ponerte al día con tus amig@s, hazlo caminando; pueden hablar exactamente de lo mismo mientras le dan la vuelta a la manzana y sin que nadie l@s oiga. Recuerda usar bloqueador solar.

Mantener un diario que contabilice lo que te ejercitas, también puede ayudar. En ocasiones, cosas tontas como elegir el lugar donde tomas el café, digamos uno más distante, o estacionar el auto más lejos, puede marcar una gran diferencia.

Lo importante es estar presente y hacer de tu día un momento consiente. Tu cuerpo está siempre contigo y su bienestar solo depende de los pequeños cambios que hagas en tu rutina.

¡Atrévete a ser mejor!