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¿Por qué será que manejamos tanta información acerca de cómo cuidar nuestro cuerpo y tan poca acerca de cómo cuidar de nuestra salud mental?

Se nos hace instintivo acudir a un profesional ante una dolencia física y niños de hasta 5 años ante una pequeña cortadura saben cómo buscar un band-aid para detener el sangrado, pero la historia suele ser diferente cuando se trata de nuestras emociones.

Irónicamente, en promedio, estamos expuestos a lo largo de la vida a más heridas emocionales que físicas. Eventos como: fracasos, rechazos o la soledad están a la orden del día, sin embargo, pocos sabemos cómo actuar ante ellos para que no generen mayores consecuencias.

La soledad, no la deseada sino la impuesta por circunstancias ajenas a nuestra voluntad, puede crear un espiral en nuestra mente. Ante el silencio y la falta de buena compañía, podemos fácilmente sentirnos aislados de todo y con dificultades para conectar.

Por otro lado los fracasos y rechazos mal llevados, pueden crearnos importantes marcas emocionales, dañar nuestra autoestima y paralizarnos ante situaciones en las que toca a tratar de nuevo.


Lo importante en todos esos casos es que le brindemos más atención a cuidar de nuestra autoestima. Debemos tratarnos con la misma compasión con la que trataríamos a un buen amigo y consentirnos de manera saludable.

Dentro de las practicas dañinas más comunes ante emergencias emocionales se encuentran:

Rumiar: es el repetir constantemente en nuestra cabeza, un evento desagradable; una pelea de pareja o un despido laboral. Cada vez que recordamos ese episodio nos llenamos de negatividad y eso a la larga, puede conducirnos a la depresión, el alcoholismo o a desarrollar desórdenes alimenticios entre otras cosas. Afortunadamente hay estudios que señalan que tan solo 2 minutos de distracción son suficientes para curar la urgencia de caer en estas repeticiones nocivas. Escucha tu dialogo interno y oblígate a hacerlo a encaminarlo hacia algo positivo.

Exacerbar nuestros errores: todos tenemos defectos, pero ante el rechazo, solemos reducirnos a lo peor de nosotros y olvidamos que tenemos muchas cosas maravillosas que ofrecerle al mundo. Haz una lista de tus virtudes y tenla a mano en caso de emergencia. Te sorprenderás al ver que la tuya es más larga de lo que crees.

Hace más de 100 años comenzamos a practicar la higiene personal y gracias a ello la expectativa de vida se incrementó considerablemente. Imagínate vivir en un mundo donde todos practicaran la higiene emocional…sería un lugar extraordinario ¿No lo crees?