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Cuando los animales llegan a este mundo, todo puede parecerles perfecto: tienen alimento y un hogar. Sin embargo, en el mundo salvaje tendrán que aprender a enfrentar el reto de la vida para poder sobrevivir.
LUNES
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EL RETO DE LA VIDA
En este episodio seremos testigos de cómo los animales enfrentan el reto de crecer y madurar.
Para lo animales salvajes, llegar a la adustez implica enfrentar la inmensidad de la naturaleza. Cuidarse de las temperaturas extremas de los temibles depredadores y entender que a veces no se puede confiar ni en los animales de su misma especie.
Pero al final de cuentas, la lucha tiene su premio: sobrevivir al Mundo Salvaje.
Son un clásico de sur del continente americano, con su mancha blanca arriba de los ojos y sus patas anaranjadas. Por su adaptación al clima y su entorno, estas aves perdieron la capacidad de volar. Pero se mueven como peces en el agua. Normalmente ponen uno o dos huevos en sus nidos hechos de piedras y cuando nace más de una cría, la alimentación pasa a ser un problema que hay que resolver cuanto antes.
Son depredadores pero alcanzar la táctica perfecta para cazar les lleva su tiempo. De todas formas no importa cuánto tiempo les tome aprender, es lo único que hacen.
Trabajan en equipo. Mantienen un hogar modelo que crearon de a poco y con mucho sacrificio. Con su esfuerzo, logran tener un lugar en el que están protegidas y además, si no pasa nada extraño logran asegurar la supervivencia de la colonia, donde se podrán criar las hormigas que vendrán.
Desde pequeños aprenden a adaptarse a muchos ambientes y cambian de color según su estado de ánimo o los estímulos que reciben. Una vez que consiguen un buen lugar para vivir, no lo cambian fácilmente.
Los nidos de estos pájaros son extremadamente complejos y fuertes, pueden soportar vientos hasta de 80 km/hr. Pasa los machos que recién comienzan la vida adulta, construir uno es una tarea bastante difícil, pero tiene su recompensa si se convierte en el lugar en el que crecerán sus hijos.
Un estudio de la Universidad de Duke asegura que cuando estos animales están heridos pierden ese aroma característico y sus rivales notan su debilidad. Así que dejar de apestar puede hacerles perder su estatus.
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